sábado, 16 de octubre de 2010

Tan solo amistad...

Aquella noche yo estoy allí, tan solo observo el cielo,
contemplo el suave deslizar de las nubes movidas por
el viento, la mente repasa con nostalgia los momentos
de antaño, recuerda aquellas noches de fiesta con los
amigos, bailando hasta el amanecer, compartiendo tantas
cosas, tantos sentimientos, risas y lágrimas.

De pronto me doy cuenta de que al igual que las nubes, mi
vida se había deslizado sin a penas darme cuenta de ello,
los han años habían pasado y no recuerdo haber hecho
nada importante, nada por lo que se me pudiese recordar...
Y una vez más la tristeza me invadió.

Con una inmensa pena, me acomodo en el sillón, recordando
al amigo que compartía confidencias y que tantas veces
había sido mi consuelo y le echo de menos, más que de 
costumbre, desearía tenerle aquí, sentado a mi lado y poder
conversar, contarle como me siento y escuchar su voz...
Me aportaba una gran tranquilidad, y en este instante mis
ojos no pueden evitar llenarse de lágrimas, y mi tristeza se
convierte en pena que me ahoga el corazón.
Jamás volveremos a compartir secretos, ni podremos reírnos
juntos de la vida, ya no se podrá sentar a mi lado nunca más, 
ni compartir sus cosas, la familia, los amigos, los planes de 
futuro.....Porque él, ya no está.

Por momentos va desapareciendo esa pena, para volver la
tristeza...

Mi juventud fue pasandome por delante de mis ojos, como si
solo fuese un espectadora de mi propia vida, y entre tanta 
tristeza me doy cuenta de que cada cosa, cada momento, cada
persona que se había cruzado en mi vida, había contribuido a
formarme como persona.

La noche avanza y el sueño ya empieza ha hacer mella en mis ojos,
decido que ya es el momento de acostarme y tratar de descansar´
tanto mi mente como mi cuerpo están agotados, necesito dormir...
Recuesto mi cabeza en la almohada esperando caer en un profundo
sueño, pero no puedo, los recuerdos siguen aflorando.

Al final mis ojos poco a poco se van cerrando...

Apenas amaneció... Llegan a mi cara unos rayos de sol y me despierta.
Me siento mejor, la tranquilidad y la calma del amanecer me gustan,
miro por la ventana, sonrio al ver el nuevo día que comienza y me 
preparo para disfrutarlo.

Tan solo eran las 8 de la mañana, en el paseo marítimo solo encontraría
a personas que solo iban a caminar o practicar algún deporte
aprovechando la soledad de la mañana, el momento perfecto de pasear
y pensar. Camino por la playa con calma, sin variar mi paso, primero sin
acercarme a la orilla. Me di cuenta de que había perdido la noción del
tiempo, llevaba más de hora y pico caminando, la paz de la mañana y el
rumor de las olas me habían aislado del mundo, entonces decido emprender
el camino de vuelta a casa.

Ya de regreso, con mucha tranquilidad, como si de un ritual se tratara
me preparo un café y me dirijo hacía donde se encuentra el teléfono,
miro el reloj que adorna la repisa y a pesar de que consideraba que aún
era temprano, decido llamarle. Poco a poco voy marcando los números que
darán paso a esa voz tan cordial y amistosa, que tanto añoro y pienso...
( He demorado mucha está llamada, ahora es un buen momento )
Comienzo a escuchar el rítmico sonido que indica que la llamada está en
curso, tiemblo...Y de pronto le escucho, el corazón me dio un vuelco, hacía
tanto tiempo que no se oían... Le respondo con un sencillo...,
- " Hola . ¿Cómo estás? ", la sorpresa se dejó notar en su voz, al pronunciar
mi nombre. Acabo de darme cuenta de lo mucho que le extrañaba, de lo
mucho que había echado de menos esa voz dulce, las bromas que nos hacíamos
uno al otro, las risas compartidas, los momentos serios, y pienso:
¿Por qué he tardado tanto?-. Con tono cómico le digo: ¿No pensarías que te
ibas a librar de mi, verdad?-. Olvídalo, ya te dije que te había caído cadena
perpetua.- Una gran carcajada se escucha al otro lado de la línea-.
- Me alegra ver que no has cambiado, ni te imaginas como echaba de menos
hablar contigo, siempre logras hacerme reír.

Hablamos durante bastante rato, y ambos notaron como su ánimo cambiaba,
cada vez se sentían mejor. ¿Por qué hemos tardado tanto en hablar?
la pregunta salió de nuestros labios al unísono, al igual que nuestras risas,
¡nuestra complicidad aún existia! y nos despedimos prometiéndonos no volver
a dejar tanto tiempo.

De nuevo en mi sillón me doy cuenta de lo importante que es una buena amistad,
una de esas amistades que te acompañan en las noches de fiesta y permanecen
a tu lado soportando tu resaca, que saben cuando hacerte callar y demostrarte
que te estás equivocando, que te ayudan a ponerte en pie cuando caes y con solo
mirarte, sin pronunciar una palabra saben que necesitas un abrazo y para eso
están ahí, para abrazarte con cariño, sin decir nada... Tan solo hacerte sentir
el inmenso cariño que existe.

Con una sonrisa en los labios decido que ese había sido un buen comenzar,
que el día sería estupendo porque había empezado haciendo algo pendiente,
algo muy importante que jamás debí posponer:
" Decir te quiero, a esa persona que es tan importante en tu vida, a tu amigo "

...Miyu.

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